En el año 2030 todos iremos en coches autónomos

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Volvo Concept

¿Cuál es la esencia del automovilismo comercial? ¿Fabricar coches para que los usuarios descubran nuevas sensaciones al volante o para que el trámite de transportar a personas se realice con el menor trastorno posible para los viajeros? Si eres de los que piensan lo primero, muy probablemente no te van a gustar las proyecciones que los fabricantes más punteros manejan para el sector. Y es que, el coche autónomo es cada vez más una realidad que una quimera futurista. Las pruebas están saliendo particularmente bien y ya hay quien se atreve a poner fechas concretas. ¿Iremos todos en estos coches dentro de quince años?

Antes que nada, conviene definir qué entendemos exactamente por conducción autónoma. En este sentido, se trataría de la tecnología que consigue que un vehículo complete un trayecto prefijado sin que los ocupantes intervengan para nada en su manejo. Por ello, no basta con que existan sistemas que se ocupen de distintas variables de la conducción o de la mecánica, algo prácticamente común a todos los coches de última generación. La autonomía del vehículo ha de ser completa y alcanzar altos grados de fiabilidad, comodidad y seguridad.

Uno de los fabricantes que más en serio se ha tomado la cuestión es Google. El gigante tecnológico desembarcará en el mundo del motor como la primera marca específicamente dedicada a la producción de coches autónomos. Esta es, al menos, la pretensión del grupo, que es uno de los que han creado más expectativas en torno a la difusión de este tipo de vehículos. La compañía de Silicon Valley asegura que en 2020 será bastante común encontrarse con un coche autónomo en las grandes ciudades. Diez años más tarde, su popularidad debería haber llegado a todos los segmentos comerciales y a todos los perfiles de usuarios.

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La ambición de Google no se explica solo por el éxito que espera obtener por su apuesta sino por la posibilidad de vender su tecnología a otros fabricantes. Ello significa que la multinacional californiana no aspira tanto a ser una marca en el sentido clásico sino a producir los sistemas de conducción autónoma que otras firmas incluirán en sus modelos. Con esta perspectiva, sí que resulta plausible que la difusión del coche autónoma sea más rápida de lo previsto inicialmente. De hecho, en 2012 ya concedió una licencia a Toyota para que realizara una exitosa prueba en su línea Prius.

Ahora bien, todos los avances tecnológicos realizados por las marcas pueden quedar en agua de borrajas si las normativas para la circulación en los diferentes países no empiezan a contemplar la figura del coche autónomo. También aquí es mucho lo que ya se ha andado, puesto que el gobierno municipal de la ciudad sueca de Gotemburgo ha autorizado a Volvo a sacar unos mil vehículos autónomos por sus calles… ¡en 2017! Otros países como Reino Unido apoyan, de hecho, que estos disruptivos coches puedan ser testados en las carreteras del país siempre y cuando se garantice la seguridad vial.

Viendo cómo van consumándose las diferentes etapas, la meta de Google parece bastante realista y tal vez el único interrogante sea saber si será la marca de Alphabet la que abandere la primera gran generación de coches autónomos o si algún otro fabricante se le adelantará. Es sabido que Tesla trabaja con su propia tecnología para desarrollar vehículos de esta naturaleza y que el potente grupo Daimler (propietario de Mercedes-Benz) también se ha tomado muy en serio la cuestión. Objetivo 2030.

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