En octubre de 2015, la aseguradora Allianz, una de las mayores compañías de Europa, presentó un exhaustivo informe en el que desgranaba algunos de los riesgos que más incidencia tendrían en las pólizas del futuro. La conclusión más destacada era que la ciberseguridad se estaba colando entre las principales preocupaciones de los usuarios y que esta tendencia iría a más en los próximos años. Aunque el estudio se dirigía principalmente a las pólizas de hora y empresa, salta a la vista que la evolución tecnológica de los automóviles los expone también a sufrir ciberataques. En consecuencia, las marcas ya trabajan en nuevos sistemas de seguridad.
En este espacio hemos abordado curiosidades como cuáles son los coches más robados en España pero puede que a no mucho tardar los hackers sean tan temidos como los ladrones al uso. Los coches cada vez presentan un mayor grado de digitalización y, lo que resulta más sensible, conectividad. La conexión a la red abre un mundo de posibilidades para los conductores y pasajeros pero también comporta según qué peligros otrora impensables. Ya se han detectado casos de ataques cibernéticos a coches conectados y dos hackers lograron tomar el control de un Jeep Cherokee desde su casa (por fortuna, era un test encargado por Jeep).
Jeep Cherokee idéntico al hackeado a distancia. Imagen extraída de Jeep.com.
Este episodio, en cierta medida inquietante, motivó importantes cambios por parte de las compañías automovilísticas. Una de las primeras en proceder a cambiar sus protocolos de encriptación y seguridad informática fue Tesla, que es precisamente una de las más expuestas a estos ataques porque todo en ella es tecnología punta. El temor de la firma estadounidense no es tanto que un delincuente logre controlar uno de sus coches de manera totalmente externa, algo bastante remoto, sino que instale algún tipo componente cuando el vehículo está estacionado. En este sentido, Tesla realizó un simulacro de hackeo en el Model S y se apreciaron hasta seis elementos vulnerables.
Sea como sea, las grandes marcas ya han enviado un recado a sus proveedores de sistemas informáticos y de entretenimiento para que refuercen al máximo la seguridad. El consenso de los analistas estiman en que casos como la instalación de componentes maliciosos de manera manual no son representativos de los riesgos reales y que la principal preocupación debe ser procurar actualizaciones constantes de los sistemas informáticos. Dada la velocidad de crucero a la que se producen los cambios tecnológicos, los fabricantes deben estar en permanente vigilancia de las nuevas estrategias de los hackers y responder de manera inmediata con las actualizaciones de software.
Recreación artística de un hacker. Imagen con licencia Creative Commons.
Los interrogantes son, en cualquier caso, numerosos. ¿Puede tener algún impacto estos riesgos en la percepción que los usuarios tienen de los coches más tecnológicos? ¿Pueden estos problemas retrasar la comercialización de los coches autónomos en tanto se presuponen los más expuestos a estos ataques? A priori, parece que la respuesta más probable a ambas cuestiones sea no, aunque con ciertas reservas. Al tratarse de tecnologías en mucho caso embrionarias y que se han instalado a gran velocidad, es lógico que dejen ciertos resquicios para los ciberdelincuentes. Ahora bien, en la medida en que las marcas vayan aumentando sus inversiones en este ámbito, pueden conseguirse sistemas de seguridad como mínimo tan efectivos como los de los vehículos convencionales. En cualquier caso, será algo que iremos descubriendo en los próximos años.
