Apostar por la seguridad en carretera arroja siempre resultados positivos, esto es algo que no admite discusión. No obstante, la forma en que se combaten algunos riesgos sí que puede ser objeto de debate aunque muchas veces se deba a la desinformación al tratamiento sesgado de los datos disponibles. Uno de los elementos de seguridad que más controversia generan es el airbag, la gran bolsa de aire que se hincha sobre el volante para evitar el impacto del conductor contra el mismo y reducir el daño tras una colisión. La mayoría de estudios coinciden en su utilidad a pesar de sus posibles contraindicaciones. A continuación, abordamos las tendencias, ventajas y desventajas de este sistema.
La principal ventaja de los airbags no podría ser más evidente: salvan vidas. Habrá quien afirme que solo por este hecho ya está más que justificada su instalación en los automóviles, asegurando que cualquier lesión ocasionada por ellos palidece al lado de esta realidad. De acuerdo con los datos de Tráfico de Estados Unidos, en torno a 2.000 personas salvan su vida cada año gracias a la acción del airbag, al tiempo que un número difícil de precisar ve reducido el alcance del daño en un accidente. Las cifras para Europa son un tanto más positivas y se habla de que reducen un 10% los fallecimientos.
Simulación de un airbag activándose. Imagen extraída de Diariomotor.com.
La tasa de ‘salvación’ (por llamarla de algún modo) mejora progresivamente porque los fabricantes han ido puliendo los aspectos más negativos del airbag. Tradicionalmente, se les reprochaba una excesiva demora en la activación, de tal manera que podían accionarse cuando ya se hubiera producido el golpe contra el volante y entonces lo hacía a una velocidad que podía infringir más daño al conductor. Hablamos, por ejemplo, de los sistemas utilizados a finales de los ochenta y principios de los noventa, cuya ineficiencia fue blanco de sátiras incluso en series televisivas y se acuñó el exagerado eslogan de que ‘matan más vidas de las que salvan’, algo totalmente inverosímil.
En la actualidad, el airbag reparte de manera homogénea la fuerza generada por el impacto contra él, de tal manera que el golpe no lo recibe una parte en concreto del cuerpo sino que se distribuye en una zona más amplia. Paralelamente, los airbags han dejado de estar exclusivamente en el volante y se han repartido por todo el habitáculo, incluyendo los laterales traseros. Uno de los últimos avances es el que protagoniza, entre otros, el Volvo V40. La firma sueca ha incorporado un llamativo airbag para peatones que amortigua considerablemente el golpe a los transeúntes al ser arrollados a velocidades bajas (en torno a 20-40 km/h). Una red de siete sensores anticipa el impacto contra el peatón y acciona el airbag para que este no colisione directamente contra el capó. Si quieres descubrir estas virtudes por ti mismo, en Automóviles Argüelles te ofrecemos una gran oferta.
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Aceptadas sus ventajas y corroborados sus avances, ¿qué aspectos quedan por pulir? Curiosamente, el airbag sigue siendo potencialmente peligroso para los más débiles, esto es, los niños. Los airbags traseros o laterales, aun poco difundidos todavía, pueden presentar un tamaño excesivo para los niños más pequeños, que corren el riesgo de tener dificultades para respirar cuando estos se accionan sobre ellos. Más temerario todavía resulta que el niño viaje en el asiento del copiloto, pues a pesar de llevar la sillita reglamentaria puede no ser suficiente (amén de ser una conducta que puede ser sancionada). Afortunadamente, algunos modelos que disponen de este sistema permiten su apagado.
