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100º aniversario de BMW, conoce su fascinante historia (II): la consolidación de una marca

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Historia de la automoción

Habíamos dejado a BMW iniciando su particular escalada a la cumbre de la mano de sus reputados motores aeronáuticos y los primeros y exitosos modelos de motocicletas. Aunque no entraba inicialmente en sus planes, en 1928, el grupo bávaro adquirió una planta de fabricación de automóviles en la localidad de Eisenach. Dado que los recursos eran todavía limitados, la producción de los primeros coches se llevó a cabo externalizando distintas fases del proceso de fabricación (como el ensamblado). En 1929, saldría al mercado el DA 2, un vehículo no demasiado revolucionario ni en su diseño ni en sus modestas prestaciones. No sería hasta 1933 cuando BMW fabricó su primer coche 100% original, el 303.

Aquel modelo marcaría un antes y un después en la trayectoria de la compañía, que fue relegando progresivamente su actividad en el sector de la aviación para centrase en la producción en serie de automóviles. La década de 1930 vio cómo se sucedían los nuevos modelos, algunos de los cuales fueron utilizados para la alta competición. A finales de los años treinta, la empresa había multiplicado casi por diez sus ingresos respecto a 1929. Fue entonces cuando el devenir de la historia llevó a BMW a compartir el trágico destino de su país, que el régimen nazi había llevado a la Segunda Guerra Mundial.

Imagen extraída de la página history-of-cars-com

El desempeño de BMW durante aquellos sangrientos años ha sido siempre objeto de controversia. La firma se ha escudado en que los jerarcas nazis hacían y deshacían a su antojo y que por ello se vio obligada a incorporar en sus plantas a prisioneros de los campos de concentración. Paralelamente, volvió a producir motores para los aviones de guerra alemanes (en mucha mayor proporción que en la Gran Guerra) así como otros vehículos que posteriormente se popularizarían en el ámbito civil, como las motocicletas con sidecares. En la fase final del conflicto, los aliados dejaron las plantas de BMW en ruinas.

En la década de 1950, BMW tuvo que trasladar forzosamente su actividad automovilística a Múnich porque la icónica fábrica de Eisenach había quedado bajo control soviético. Al igual que había sucedido en 1919, el grupo no pudo reemprender su actividad hasta 1951 y lo celebró con un modelo bastante exclusivo para los estándares de la época, el 501. No obstante, la firma no pudo recuperar su posición predominante en el mercado y los números rojos se adueñaron de sus balances hasta el punto de que en 1959 su supervivencia pendía de un hilo. El Grupo Daimler, propietario de Mercedes-Benz, estuvo a un paso de hacerse con BMW, una compra que habría cambiado para siempre la historia de la automoción mundial. La empresa resistió el envite y logró una triquiñuela jurídica para evitar una opa que parecía cantada.

Bmw, Car, Auto, Technology, Design

Imagen con licencia Creative Commons

El episodio convenció a la marca de que era prioritario conectar con el segmento del mercado de clase media o media-alta y no solo dirigirse a los conductores más pudientes. Los modelos 1.800 y 2.000 avanzaron en esa dirección pero sería en la década de los setenta cuando se lograría el ansiado objetivo. Tal éxito ha quedado personificado en la figura de Eberhard von Kuenheim, quien ostentó el cargo de consejero delegado de la firma entre 1970 y 1993, siendo, quizá, las dos décadas más importantes de la historia de BMW.

No deja de ser curioso que la primera gran decisión que se adoptó tras la marcha de Kuenheim desembocara en un sonoro fracaso que, además, volvió a comprometer la solvencia del grupo. En 1994, BMW adquirió la marca Rover, de la que se desprendería siete años más tarde con abultadas pérdidas. Aquel error volvió a persuadir al grupo de dejar a un lado las aventuras más agresivas y a centrarse en aquello que más valoran los clientes. Norbert Reithofer primero y, desde 2015, Harald Krüger, han abanderado un nuevo gran salto cualitativo de BMW. 100 años después, al grupo todavía le queda mucha historia por escribir.

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